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Bienvenid@ al blog del Centro Integral de Nutrición Islas Baleares sobre nutrición y vida saludable.

Un espacio donde compartimos contigo contenido variado acerca de la importancia de seguir una unos hábitos dietéticos adecuados.

Además, encontrarás claves y consejos prácticos de nuestros especialistas en Nutrición para mejorar tu bienestar y disfrutar de un estilo de vida saludable.

El Blog de CINIB es una lectura entretenida e imprescindible para los amantes de la alimentación y la salud.


 

Como influye el sueño en la ganancia de peso

Como influye el sueño en la ganancia de peso

La obesidad tiene una etiología múltiple, es decir, son muchos los factores que inciden en su génesis. Los más relevantes son la sobrealimentación, la falta de actividad física, la etnia y genética personal, algunas patologías y las horas de sueño nocturno. Sabemos que la falta de sueño tiene un impacto negativo en el bienestar físico y emocional de las persona, y también se ha descubierto que tiene estrecha relación con la obesidad tanto en niños como en adultos.

Estudios epidemiológicos realizados en países desarrollados indican que la pérdida crónica del sueño puede aumentar el riesgo de desarrollar obesidad.

La organización del sueño normal altera dos fases: la fase NREM (sin movimientos oculares rápidos) ocupa tres cuartas partes del tiempo total del sueño y se relaciona con el descanso físico y, la fase REM (movimientos oculares rápidos) que abarca una cuarta parte de la duración total de sueño y, parece estar relacionada con la función mental y por ello es necesario para el descanso psicológico, emocional y para la memoria. Durante el sueño estas dos fases se alternan en ciclos, normalmente en individuos sanos aparecen de cuatro a cinco ciclos de sueño.
El sueño es vital y necesario para mantener la normalidad de los sistemas neurológico, endocrino, metabólico, inmune y cardiovascular, a la vez que contribuye a la normalidad de los aspectos psicológicos y emocionales. La alteración del sueño, por tanto tiene un impacto en la salud y en la calidad de vida y su falta, se ha relacionado también con aspectos como el apetito, el hambre y el gasto energético.

Según investigadores del Hospital de Brigham y de la Mujer de Boston, la tasa metabólica en reposo, que constituye ente el 60% y el 70% del gasto energético diario en la mayoría de los adultos sedentarios, varía en función del ritmo circadiano. La restricción del sueño reduce la tasa metabólica y con ella, disminuye las calorías que quemamos en reposo, lo cual resulta un mecanismo para ahorrar energía que, podría ser la causa del aumento de peso

El cuerpo humano utiliza un ritmo de 24 horas, que regula el proceso de vigilia y sueño, que se ha denominado circadiano (hace referencia a los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario, y que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo). Este ritmo está controlado por el hipotálamo y se sincroniza, además de con el ciclo de luz/oscuridad, con los factores del entorno como los hábitos de sueño y la temperatura.

El estilo de vida moderno fomenta las actividades nocturnas. La luz eléctrica, la televisión y la computadora ofrecen a las nuevas generaciones la oportunidad de entretenimiento nocturno y han desplazado al placer del sueño.Se ha identificado que la población general actual, incluyendo la infantil, duerme una y media a dos horas de sueño menos que las horas dormidas en la década de los sesenta y esta alteración se ha relacionado con el aumento de apetito y la consecuente ganancia de peso. Esta relación (menor sueño/aumento de apetito) puede tener su causa en alteraciones en el metabolismo de hormonas que regulan el apetito y provocan una disminución del gasto energético.

Los ritmos hormonales también siguen un patrón circadiano en io que concierne a su secreción y función, y éste también es susceptible de alteración cuando se altera el ritmo circadiano del sueño. Por ejemplo la hormona somatropina (STH), presenta su pico de secreción a la 1⁄2 hora de dormir, el de la prolactina presenta su pico 40 minutos después de la primera. Por el contrario la hormona tiroidea (TSH) y el cortisol desaparecen al comienzo del sueño.

La cantidad de sueño (tiempo total que duerme) necesario es individual, así hay personas que duermen cinco horas o menos y otras que precisan más de nueve horas para sentirse bien. Se puede hablar de tres tipos de patrones de sueño: patrón de sueño corto < 6 horas), un patrón de sueño intermedio (6-8 horas) y un patrón de sueño largo (> 8 horas), aunque también debe tenerse en cuenta su calidad. La calidad del sueño es una característica subjetiva y se puede haber de personas con un patrón de sueño eficiente o de buena calidad y de personas con patrón no eficiente o de pobre calidad.

Existe la hipótesis que la duración del sueño corto afecta la regulación del balance energético. Además, la relación entre el sueño corto y el aumento del peso puede explicarse en parte por la alteración de los niveles de las hormonas que controlan el apetito (grelina) y hambre (leptina, es una hormona supresora del apetito). La privación de sueño baja los niveles de leptina y aumenta los niveles de grelina. El cerebro está recibiendo señales de que el cuerpo está hambriento, aumentando entonces la ingesta de comida. En un estudio controlado realizado en una población masculina y sana, se descubrió que dormir sólo una media de cuatro horas se asociaba a un deseo significativamente mayor de ingerir alimentos calóricos con un contenido elevado de carbohidratos (alimentos dulces, salados y ricos en fécula).

En otro aspecto es que la falta de sueño también puede conducir a la obesidad aumentando el tiempo disponible para comer. El tiempo de ingesta calórica esta directamente proporcional al tiempo despierto, y si el tiempo de vigilia se gasta en actividades sedentarias como ver televisión, el aumento de peso esta asegurado.

 

 

 

 

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