Existen múltiples factores que influyen en la incidencia de obesidad y, junto con el descenso de actividad física, el exceso de ingesta, juega un papel preponderante en la aparición de este problema de salud pública. Aunque existe una clara relación entre la ingesta de grasas y la ganancia de peso, el papel de los carbohidratos y más concretamente el de la sacarosa en el desarrollo de obesidad es más controvertido. Gran parte de esta controversia se debe a la creciente demanda de alimentos precocinados o bollería industrial, pero también a las bebidas azucaradas y al incremento calórico en la dieta asociado a su consumo.
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