Tras las vacaciones, los expertos recomiendan retomar nuestros hábitos anteriores y volver a un estilo de vida saludable.
La oferta de dietas “milagro” para la pérdida de peso es muy amplia, pero lo adecuado es no someter a nuestro organismo al estrés de una dieta restrictiva.
Estas dietas que aportan escasas calorías, inducen una restricción de la energía ingerida muy severa, que conduce a deficiencias en vitaminas, minerales y alteraciones del metabolismo. Ante esta situación cercana al ayuno, el organismo reacciona compensando la falta de energía recibida con un aumento de la destrucción de las proteínas corporales. Éstas son utilizadas como fuente alternativa de energía, lo que provoca una pérdida de masa muscular y la formación de sustancias peligrosas para el organismo cuando esta dieta se prolonga en el tiempo
Cuando se siguen estas dietas se puede interpretar erróneamente la pérdida de masa muscular y, por tanto, del peso como el objetivo deseado atribuyendo el éxito al régimen escogido, debido a los resultados espectaculares al subirse a la báscula durante las primeras semanas. Esto se debe a que el tejido muscular es muy rico en agua, con lo que se elimina mucho líquido en la primera fase.
Lo fundamental no es el peso total, sino la proporción de grasa en el cuerpo. La grasa pesa lo mismo que el músculo, pero en estas dietas se pierde fundamentalmente masa muscular, dando una falsa impresión de una pérdida de peso correcta.
La tendencia exacerbada a la recuperación del peso se produce porque las situaciones de ayuno ponen en marcha potentes mecanismos nerviosos y hormonales que se oponen a la pérdida de peso: mayor rendimiento del metabolismo corporal, mayor ahorro energético e incremento del apetito. Estos mecanismos conducen a una rápida recuperación del peso perdido en cuanto se vuelve a comer de la forma habitual. Es el temido efecto yo-yo.
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Dietas milagro en la Revista CINIB