El primer estudio epidemiológico que estableció una potencial conexión entre elevación del IMC e infertilidad fue publicado por Sallmén et al en 2006 y evaluó la relación entre IMC elevado e infertilidad, subrayando en particular la interacción entre tóxicos ambientales, obesidad y fertilidad masculina. Este estudio ha sido confirmado por otros en los que se establecen causas multifactoriales como responsables de la baja calidad del semen en el varón obeso.
Una pareja obesa presenta un elevado riesgo de infertilidad. En un número importante de casos esta infertilidad es debida al varón. El factor masculino representa el 25-30% de todas las causas de infertilidad, y contribuye en otro 30% si se combina con otras patologías, como la presencia de apnea del sueño.
Los individuos obesos presentan niveles reducidos de andrógenos y de estrógenos elevados.
El descenso de testosterona en sangre es proporcional al grado de obesidad, existiendo una correlación negativa con los niveles de estrógeno circulantes, que provoca que el cociente testosterona/estradiol se alteré. Existe una relación entre los parámetros seminales y el IMC probablemente relacionado con la alteración del perfil hormonal del varón, con la presencia de un semen con baja calidad desde el punto de vista de número de espermatozoides y de su movilidad.
Otros factores que contribuyen al descenso de los andróginos son la resistencia a la insulina, constante en el síndrome metabólico del paciente obeso y enfermedades como la apnea del sueño. Los pacientes con apnea tienen valores medios de testosterona y LH inferiores a los controles, y también se ha propuesto que la apnea afecta negativamente a los niveles matutinos de testosterona.
Un problema común en obesos, y que representa otro mecanismo que contribuye a la infertilidad en el varón con sobrepeso es la disfunción eréctil. La conexión entre obesidad y disfunción eréctil puede explicarse por la disminución de los niveles de testosterona.
La mayor incidencia de disfunción eréctil que altera la calidad de vida sexual y su fertilidad, puede tener otros actores de riesgo como los cardiovasculares o el hipoandrogenismo.
Los hábitos alimenticios saludables y la actividad física que conducen a la pérdida de peso, se asocian claramente con una disminución del riesgo de disfunción eréctil.
Algunos trabajos evidencian que la pérdida de peso tras cirugía se asocia con elevación de testosterona total y disminución de los niveles de estrógenos. También, la desaparición de la apnea obstructiva del sueño en los obesos que han conseguido perdidas peso significativas, se observan incrementos sus niveles de testosterona.
Bibliografía
Sallmén M, Sandler DP, Hoppin JA, Blair A, Baird DD. Reduced fertility among overweight and obese men. Epidemiology 2006; 17(5):520-523
Pasquali R, Patton L, Gambineri A. Obesity and infertility. Curr Opin Endocrinol Diabetes Obes 2007; 14(6): 482-487.