Después de la cirugía bariátrica, nuestro aparato digestivo ha cambiado y muchos grupos de cirujanos ofrecen planes nutricionales para que en el postoperatorio inmediato dispongamos de una progresión dietética para reintroducir lentamente todos los alimentos. Nuestro equipo de especialistas del Centro Integral de Nutrición en Palma recomienda una progresión alimenticia personalizada. Es un falso mito que sólo podamos alimentarnos con purés o dietas trituradas.
Es adecuado tener la idea de que debemos adaptarnos progresivamente a esta nueva situación, ya que ello hace que seamos consciente de nuestra limitación actual a la cantidad de alimentos que podemos tomar en una única comida. La comida un tiempo después de la cirugía es prácticamente la misma que la de un paciente no operado, si bien, la cantidad de alimento que puede ingerirse esta limitado por el “nuevo estómago” creado con la cirugía
Por supuesto que, debemos modificar nuestros hábitos alimenticios ya que han sido los responsables directos de la necesidad de optar por una cirugía al provocarnos el sobrepeso y la obesidad que conllevo vivir con ese estilo de vida. Atracones, comida por ansiedad, comida ingerida sin masticar casi impulsivamente, deben formar parte de nuestro pasado.
Ahora, un tiempo después de la cirugía cuando ya podemos comer una amplia variedad de alimentos, debemos tener en cuenta que tenemos que modificar nuestra forma de comer.
Durante el periodo de adaptación es inevitable un proceso de prueba y error con los alimentos y los líquidos.
La capacidad de un estómago operado varia con la técnica realizada desde 50 cc a 100 cc, pero su capacidad concreta no se conoce hasta que se prueba. Cuando toma alimentos en exceso, empezará a sentir sensación de plenitud, nauseas, dolor en la parte superior del estómago y finalmente vómitos, en una escala de intensidad progresiva a medida que continua la ingesta, mejorando los síntomas a medida que disminuye la ingesta. Es por ello que debemos anticiparnos a estos síntomas comiendo las cantidades que nuestro estómago acepte sin intentar forzar su capacidad.
En general, es recomendable hacer las ingestas principales del día (comida y cena), sin olvidarse del desayuno, el almuerzo y la merienda. Tal y como se ha ido acostumbrando en el pasar de los meses, no es recomendable beber en las comidas debido a que los alimentos sólidos reducirán su consistencia y disminuirán su efecto restrictivo y a la vez, el estómago se llenará antes y se saciará demasiado pronto.
Debe beber entre comidas y no durante las mismas. Los líquidos pueden ser los que más le apetezcan siempre y cuando no contengan azúcar.
Finalmente es prudente evitar acostarse pronto después de haber comido para evitar que la regurgitación (que la comida suba desde el estómago hacia la boca) o la broncoaspiración por paso de alimentos o jugos digestivos a través de la glotis al árbol traqueobronquial (aparición de tos, dificultad para respirar).