El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una condición en la cual hay acumulación de grasa en las células del hígado. El Hígado Graso No Alcohólico (HGNA) es la forma más común de hígado graso y no está relacionada con el consumo excesivo de alcohol. Se asocia con factores como la obesidad y la resistencia a la insulina.
El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una condición en la cual hay acumulación de grasa en las células del hígado. El hígado graso puede clasificarse en dos tipos principales:
- Hígado Graso No Alcohólico (HGNA): Es la forma más común de hígado graso y no está relacionada con el consumo excesivo de alcohol. Se asocia con factores como la obesidad, la resistencia a la insulina (un precursor de la diabetes tipo 2), niveles altos de grasas en la sangre y la hipertensión.
- Hígado Graso Alcohólico: Se desarrolla debido al consumo excesivo y crónico de alcohol. El alcohol afecta la capacidad del hígado para descomponer las grasas, lo que lleva a la acumulación de grasa en las células hepáticas.
¿Cuál es la clínica del hígado graso?
El hígado graso puede ser asintomático en las etapas iniciales, pero a medida que progresa, pueden surgir síntomas como fatiga, dolor abdominal superior, pérdida de peso inexplicada y debilidad. La esteatosis hepática puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas más graves, como la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), cirrosis y cáncer de hígado.
¿Cómo se diagnostica el hígado graso?
El diagnóstico del hígado graso generalmente se basa en una combinación de estas pruebas y la exclusión de otras causas de enfermedad hepática. Aquí hay algunas de las herramientas que los médicos pueden utilizar para diagnosticar el hígado graso:
1. Historia Clínica y Examen Físico que, incluirá los antecedentes familiares de enfermedades hepáticas, historial de consumo de alcohol y medicamentos utilizados. Se realizará un examen físico para evaluar posibles signos de enfermedad hepática, como dolor o sensibilidad en la zona abdominal superior
2. Análisis de Sangre incluyen la medición de enzimas hepáticas como ALT (alanina aminotransferasa), AST (aspartato aminotransferasa), GGT (gamma glutamil transferasa) y fosfatasa alcalina. Niveles elevados de estas enzimas pueden indicar daño hepático, sin ser específicos del hígado graso
3. Pruebas complementarias.
- La ecografía abdominal es una herramienta común para detectar la presencia de grasa en el hígado. Sin embargo, no puede distinguir entre hígado graso simple y esteatohepatitis no alcohólica (EHNA).
- El fibroscan es una herramienta de diagnóstico no invasiva que mide la rigidez del hígado y proporciona información sobre la fibrosis hepática. La elastografía por fibroscan mide la rigidez del hígado, la cual está relacionada con la presencia de fibrosis hepática.
- La elastografía por resonancia magnética y la tomografía computarizada (TC) pueden proporcionar una evaluación más detallada de la cantidad de grasa en el hígado y ayudar a diferenciar entre hígado graso simple y EHNA.
4. Biopsia Hepática. Es importante tener en cuenta que, aunque el fibroscan puede ser una herramienta valiosa, no reemplaza completamente la biopsia hepática, En algunos casos, se puede realizar una biopsia hepática para obtener una muestra de tejido hepático y evaluar la presencia de inflamación y fibrosis. Sin embargo, la biopsia no se realiza rutinariamente debido a sus riesgos y costos, y a menudo se reserva para casos en los que la causa subyacente del hígado graso no está clara o cuando se sospecha de enfermedad hepática más avanzada.
¿Es útil el fibroscan en la obesidad mórbida?
Es importante tener en cuenta que el fibroscan es una herramienta de diagnóstico no invasiva que puede proporcionar información útil sobre la salud del hígado, pero no reemplaza completamente a la biopsia hepática, que sigue siendo la prueba de referencia para evaluar la fibrosis hepática. Sin embargo, dada la invasividad y los riesgos asociados con la biopsia hepática, especialmente en personas con obesidad mórbida, se buscan métodos no invasivos como el fibroscan cuando sea posible.
El uso del fibroscan en personas con obesidad mórbida puede ser útil en ciertos contextos para evaluar la salud del hígado. La obesidad mórbida está asociada con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad hepática grasa no alcohólica y está asociada con otras condiciones metabólicas como la resistencia a la insulina, que puede aumentar el riesgo de progresión a formas más avanzadas de enfermedad hepática.
El fibroscan puede ser útil para evaluar la cantidad de grasa en el hígado (esteatosis hepática) y puede proporcionar información sobre la rigidez hepática, lo que está relacionado con la fibrosis hepática.
En personas con obesidad mórbida que se someten a tratamientos para perder peso, el fibroscan puede ser útil para realizar un seguimiento a lo largo del tiempo y evaluar aquellos pacientes con hígado graso, especialmente los que tienen riesgo de progresión a enfermedades hepáticas más graves como la EHNA o la cirrosis, el fibroscan puede utilizarse para realizar un seguimiento a lo largo del tiempo y evaluar cualquier cambio en la rigidez hepática.
Tratamiento del hígado graso.
No hay un tratamiento específico para el hígado graso. El objetivo es manejar sus factores de riesgo y cualquier afección médica.
El manejo del hígado graso implica a menudo cambios en el estilo de vida, como la pérdida de peso, una dieta balanceada y la actividad física regular. En casos más graves, se pueden recomendar medicamentos y, en algunos casos, puede ser necesario abordar las condiciones subyacentes, como la diabetes o la hipertensión. Es importante consultar a un profesional de la salud para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
