Alberto Pagán | Cirugía General y Aparato Digestivo
La obesidad es debida a un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas, y las causas fundamentales del sobrepeso y la obesidad se relacionan con un aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa, y un descenso en la actividad física.
Según datos del estudio «Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad» (Aladino, 2011), el 45.2% de los niños y niñas de entre 6 y 9 años tienen sobrepeso u obesidad.
Tal y como indica el estudio Afinos (2010), que tiene por objeto establecer la relación entre el nivel de actividad física en el desarrollo de procesos alérgicos, infecciones y factores de riesgo cardiovascular en adolescentes y sus padres, la reducción de la actividad física habitual se ha visto agudizada como consecuencia del tiempo que los niños pasan sentados en la escuela, el uso del transporte motorizado para desplazarse y la proliferación de actividades de ocio tecnológico que incitan al sedentarismo.
Una nueva teoría relaciona a la obesidad en la adolescencia con el exceso de exposición a las pantallas, un estudio en Estados Unidos sugiere que eso también se aplica al televisor, computadoras, consolas, tabletas y los teléfonos inteligentes.
Un mínimo de cinco horas por día frente a la TV elevó un 78 por ciento el riesgo de obesidad en comparación con los adolescentes que no existan delante de la pantalla de TV. El “uso intensivo” de otras pantallas estuvo asociado con un 43 por ciento más riesgo de obesidad, según se publicó en Journal of Pediatrics.
Pantallas pequeñas
Este escenario ha cambiado, sustituyendo la TV por pantallas más pequeñas.
Investigadores de Harvard, Boston, analizaron gracias una encuesta nacional, realizada entre el 2013 y el 2015, a 24.800 adolescentes, de los cuales sólo 1934 miraban cinco horas o más por día de TV, en cambio 4960 adolescentes pasa por lo menos cinco horas por día en la semana con una pantalla pequeña.
Junto al sedentarismo relacionado con la tecnología, más del 25 por ciento de los varones y el 20 por ciento de las mujeres consumía por lo menos una bebida azucarada por día.
Dos tercios de los varones y tres cuartos de las mujeres no hacía ejercicio diario. El 14 por ciento de los participantes era obeso.
Tras considerar la edad, el sexo, la etnia y el uso de otras pantallas, la exposición a la TV estuvo asociado con probabilidades significativamente más altas de consumir una o más bebidas azucaradas y un aumento del riesgo de obesidad.
También cabría considerar que el exceso de exposición a las pantallas se deba a la obesidad, como condición que limita la actividad física u ocasiona fatiga, y no a la inversa, según publican los autores.
Bibliografia
David Martínez-Gómez y cols. Sedentarismo, adiposidad y factores de riesgo cardiovascular en adolescentes. Estudio AFINOS. Rev Esp Cardiol. 2010;63(03):277-85
Erica L. Kenney, Steven L. Gortmaker. United States Adolescents' Television, Computer, Videogame, Smartphone, and Tablet Use: Associations with Sugary Drinks, Sleep, Physical Activity, and Obesity. The Journal of Pediatrics, 2016; DOI: 10.1016/j.jpeds.2016.11.015